
Aunque muchos oficiales y soldados de la Wehrmacht consumían Pervitin, su distribución era aleatoria. El Heer y la Luftwaffe habían encargado 35 millones de comprimidos antes de la campaña del Oeste. Graf von Kielmansegg, oficial de intendencia de la 1.ª División Panzer, había pedido 20.000 tabletas. Su división formaba la vanguardia del XIX Cuerpo de Ejército (mot) de schnelle Heinz («Heinz el rápido») Guderian. Las tropas lo tomaron de forma masiva durante la madrugada del 10 al 11 de mayo.
La dosis recomendada era de un comprimido durante el día, dos por la noche en intervalos muy seguidos y, en caso necesario, uno o dos comprimidos cada tres o cuatro horas. Eso agudizaba la percepción, con un mayor estado de alerta, elevaba la presión arterial en un 25 por ciento y ponía a los soldados en un estado de ánimo más combativo, todos los requisitos previos necesarios para un ataque agresivo. Se afirma que los miembros de las tripulaciones panzer de Guderian consumían de dos a cinco tabletas de Pervitin al día para mantener a los conductores despiertos. Algunos veteranos informaron más tarde de su preocupación sobre la posibilidad de no poder volver a dormir bien nunca más.
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