Pripiat: la construcción de puentes peatonales para establecer cabezas de puente.

Con posterioridad, el modo de actuar de las fuerza soviéticas apostadas en el interior de la cabeza de puente fue el típico de los métodos de combate soviéticos en 1944. Casi siempre al amparo de la oscuridad, hicieron obstinados esfuerzos de mejorar las posiciones de su cabeza de puente mediante la construcción de caminos de troncos, puestos de observación a determinada altura y plataformas de madera.

¡Asalto!

Expuestos al fuego alemán, los soldados soviéticos se movían por el terreno cenagoso, a menudo con el agua a la altura del pecho. Con los límites impuestos por la escasez de munición, los alemanes hicieron todo lo que pudieron para que la posición se volviese insostenible y los soviéticos acabasen desalojando su cabeza de puente. Sin embargo, la densa vegetación favorecía las tácticas de infiltración y dificultaba la dirección del fuego mediante observadores.

Entonces, los soviéticos comenzaron a construir un puente peatonal sumergido. Este puente, de unos dos metros de anchura, se componía de caballetes previamente ensamblados. Durante la noche, estos eran puestos en su sitio en el río, yendo las planchas de madera horizontales a una profundidad de diez centímetros bajo la superficie. Esto no presentaba dificultades técnicas debido a la lenta corriente del río Prípiat.

El puente era, por tanto, invisible a los observadores alemanes. Éstos no sospecharon de su existencia hasta que aparecieron de repente algunos cañones contracarro soviéticos en la orilla norte del río.

QUIERO EL LIBRO

Publicado en ¡Asalto! | Etiquetado | Deja un comentario

HMS Ark Royal: uno de los navíos protagonistas. El Mediterráneo en la Segunda Guerra Mundial.

La Fuerza H -creada a toda prisa por la Royal Navy para llenar el vacío en el Mediterráneo occidental dejado por la extinta Marine Nationale- operaría a ambos lados del estrecho de Gibraltar de acuerdo a las necesidades del momento y, aunque tenía su base principal en el Peñón, estaba bajo control directo del Primer Lord del Almirantazgo.

Su primera acción fue destruir a la Marina de la República de Vichy, bombardeando desde el mar a los navíos franceses amarrados en el puerto de Mers-el-Kébir. Medio año después de la desagradable misión de acabar con la flota mediterránea de su antiguo aliado, el 31 de enero de 1941 la Fuerza H -formada por el acorazado Malaya, el crucero de batalla Renown, el crucero ligero Sheffield, el portaviones Ark Royal y diez destructores- zarpó de Gibraltar con el objetivo final de atacar Génova. Durante el desplazamiento debían aprovechar y destruir la represa de Santa Clara, ubicada al interior de Cerdeña.

El bombardeo contra Génova debía llevarse a cabo al día siguiente de ese ataque. Aunque el 2 de febrero a las 08:00 horas el raid contra la represa se inició tal y como estaba previsto, la imponente estructura enclavada en un estrecho valle no pudo ser alcanzada por las bombas de los aviones del Ark Royal, tarea que las malas condiciones atmosféricas volvió aún más difícil. El empeoramiento del clima obligó al almirante James Fownes Somerville a cancelar la operación y regresar a Gibraltar, atracando en sus muelles el 3 de febrero.

El segundo intento, bautizado como Operación Grog, comenzó al mediodía del 6 de febrero de 1941, a plena luz del día y bajo la estrecha vigilancia de los espías del Eje que pululaban en Algeciras y su comarca. A esa hora cinco destructores zarparon haciendo creer, a quien los estuviera observando desde la costa, que salían a cazar submarinos en el mar de Alborán. A las 13:30 horas zarpó hacia Inglaterra un convoy de buques mercantes escoltado por 9 torpederos. Por último, a las 17:00 horas, zarparon el Malaya, el Renown, el Sheffield y el Ark Royal, los cuales, protegidos por cuatro destructores, siguieron la estela del convoy hacia el Atlántico.

La finta duró hasta la llegada de la noche cuando los buques de línea y sus cuatro escoltas invirtieron el rumbo para internarse en el Mediterráneo. Pero las precauciones no fueron suficientes ya que los observadores italianos emplazados en la costa española informaron a Roma de la reentrada en el Mediterráneo de la columna vertebral de la Fuerza H. Tomando una ruta inusual el grupo pasó entre Ibiza y Mallorca reuniéndose en ese punto con el primer grupo, el de los cinco destructores antisubmarinos. Para confundir al enemigo dos de esos destructores navegaron a levante de Mallorca intercambiando entre ellos mucho tráfico de radio, para confundir a los equipos de triangulación del Eje en caso de que estuvieran a la escucha. Pero esa noche ni italianos ni alemanes estaban realizando ese tipo de búsqueda en el Mediterráneo….

QUIERO EL LIBRO

Publicado en El Mediterraneo en la Segunda Guerra Mundial | Etiquetado | Deja un comentario

La defensa de Chugev durante la tercera batalla de Kharkov. Granaderos.

Los elementos de vanguardia del ataque se aproximaron vacilantes a nuestras posiciones. Ni una sola bala se había disparado hasta ese momento. Todo estaba tranquilo. No lograba divisar el sector de Bremer pero me mantuvieron constantemente informado a través de la compañía. Más y más rusos vinieron sobre la cresta y comenzaron a bajar la ladera. Toda ella estaba cubierta de pequeños puntos oscuros. De vez en cuando la vanguardia se detenía y escuchaba atentamente. No se oía nada, no se discernía ningún movimiento, así que luego continuaban avanzando hacia el oeste.

¿Y cuál era nuestra situación? Mis soldados estaban agazapados en sus pozos de tirador esperando la orden que los haría iniciar el combate: «¡Fuego!» Se estaban congelando. Habían estado expuestos al hielo, la nieve y la congelación durante días y días y mantenían sus armas pegadas a ellos con los dedos entumecidos, para colocarlas en el último segundo sobre la nieve endurecida y comenzar la lucha contra los soviéticos.

A través de mi auricular escuché la disminución de la distancia al blanco en el flanco izquierdo. Nunca había silencio en el teléfono. La artillería envió sus coordenadas. Bohr exclamó: «¡otros 500 metros!» Unos minutos más tarde solo 200 metros separaban a los rusos de la 1ª Compañía. Ésta solicitó permiso para disparar. Me negué a dar la orden. Ambos carros de combate soviéticos se movían ladera abajo para dar alcance a la vanguardia del ataque.

La voz de Bohr, que era el jefe provisional de la 1ª Compañía en sustitución de Bremer, volvió a susurrar por el auricular: «¡otros 100 metros!» La voz comenzó a mostrar cierta dosis de ansiedad cuando a 75 metros yo seguía sin reaccionar. Los carros de combate se encontraban a unos 150 metros de la posición cuando, a la orden de «Fuego», la muerte y la destrucción golpeó las filas soviéticas, siendo puesto fuera de combate uno de los carros de combate por un cañón de asalto. La cosecha de muerte fue espeluznante. De igual manera los elementos de retaguardia de las unidades rusas pronto cesaron cualquier movimiento. Habían caído en una trampa mortal; la ladera fue su perdición.

QUIERO EL LIBRO

Publicado en Granaderos | Etiquetado , , | Deja un comentario

El Kampfgruppe Henke se dispone a defender Nimega. Nunca nieva en septiembre

A medida que se extendía la noticia en Nimega sobre los saltos y aterrizajes al sur de la ciudad, al oberst Henke, que mandaba una pana mayor sobrante de un regimiento de instrucción Falschirmjäger, se le ordenó coordinar las medidas necesarias para custodiar los dos puentes que cruzaban el Waal en Nimega.

Henke puso en estado de alarma a todas las fuerzas locales y las tomó bajo su mando. No obstante, el Kampfgruppe Henke no tenía ni las tropas ni el material necesarios para defender la ciudad de forma satisfactoria. Disponía de tres compañías del Batallón Ersatz 6 del Wehrkreis VI, una compañía del Regimiento de Instrucción Hermann Göring, que estaba de tránsito en su retirada hacia el norte y de los miembros de una escuela de suboficiales que ya habían sido apostados como vigilancia del puente.

Además, estaba la plana regimental de Henke, algunos reservistas y otras tropas que eran responsables de la guardia de la estación de tren y apartaderos. La fuerza sumaba unos 750 hombres. Las baterías antiaéreas emplazadas fueron ajustadas de modo que pudieran desempeñar un papel dual como piezas contracarro.

Nimega era una ciudad con una extensión de 5 a 6 km de áreas urbanizadas. Solo se podían cubrir sectores limitados. Por lo tanto, Henke decidió concentrar sus fuerzas en dos posiciones al sur de los puentes de carretera y ferrocarril. Eran objetivos difíciles de custodiar, porque el río Waal tiene casi 300 metros de anchura en este tramo…..

QUIERO EL LIBRO

Publicado en Nunca Nieva en Septiembre | Etiquetado , , | 1 comentario

Los soviéticos establecen una cabeza de puente en una ciénaga. ¡Asalto! Acciones de combate de pequeñas unidades en el frente del este

Al principio, los alemanes solo observaron débiles patrullas. Sin embargo, éstas fueron creciendo gradualmente en efectivos y en número. Los alemanes esperaban que los soviéticos intentasen una operación de cruce en el área del puente, donde las condiciones del terreno favorecían una empresa de esas características.

¡Asalto!

Pero, viendo que la resistencia alemana sería mayor a ambos lados del área del puente, los soviéticos decidieron establecer una cabeza de puente en el punto más insospechado –en las ciénagas más inhóspitas, situadas al este del puente. En un primer momento, las fuerzas soviéticas se establecieron en dos pequeñas isletas que los alemanes habían dejado desocupadas por ser demasiado cenagosas. Pasaron varios días. Entonces, una mañana, los alemanes observaron a algunos soldados soviéticos en un tramo de la orilla norte, frente a las isletas. Se perdieron entre la maleza y los cañaverales, aunque el agua les llegaba al pecho. Los alemanes no dieron mucha importancia a este descubrimiento, ya que pensaron que no podrían quedarse allí y, por tanto, no percibieron que se pudiese producir una amenaza desde aquella dirección.

Esto resultó ser un grave error. La cabeza de puente soviética estaba siendo gradualmente reforzada y tres o cuatro noches más tarde la guarnición se apoderó de los puestos avanzados alemanes más cercanos. El consiguiente contraataque alemán fracasó porque era extremadamente difícil aproximarse a la ciénaga. Además, la unidad alemana que efectuaba el contraataque quedó sometida al certero fuego de flanco de francotiradores soviéticos apostados en árboles en las isletas del río. Como las fuerzas enemigas no podían ser desalojadas de la orilla norte con fuego de armas ligeras, los alemanes tendieron a aceptar que la situación era inevitable. Continuó persistiendo la sensación general de que ningún peligro de importancia acechaba a las posiciones alemanas desde aquella dirección.

QUIERO EL LIBRO

Publicado en ¡Asalto! | Etiquetado , , , | Deja un comentario