Los Húsares Alados del ejército polaco. Acciones de la Guerra de los Treinta Años – William P. Guthrie

En términos generales, el ejército polaco tenía en 1550 al mismo nivel de desarrollo que los de Europa occidental en 1450, esto es, caballeros gendarmes fuertemente acorazados apoyados por caballería más ligera e infantería equipada con armas impulsoras. Sin embargo, su evolución posterior continuó por una senda completamente diferente. Los gendarmes occidentales respondieron a las mejoras de la potencia de fuego de la infantería incrementando el peso de sus armaduras y el de sus monturas.

Con el fin de mantener la eficacia, se hizo necesario para un gendarme contar con dos, tres o incluso cinco caballos. En última instancia, el gendarme desapareció del campo de operaciones y fue reemplazado por una caballería del tipo reiter, con menos poder de pegada pero más eficiente desde el punto de vista del coste, que, a su vez, evolucionó hacia los coraceros o caballos coraza. Además, los occidentales se vieron fuertemente influenciados por la reintroducción suiza de los cuadros de picas, antecesores del Tercio. Esta «revolución de la pica» dominó el modo de hacer la guerra en occidente desde 1476 hasta la década de 1630.

Los polacos, por su parte, cayeron bajo la influencia de los modelos orientales, los otomanos, los tártaros, los serbios y, de forma particular, los húngaros. Estas reformas están asociadas con la trayectoria del rey soldado Esteban I Báthory (1576-1586). De algún modo, el gendarme al viejo estilo se fusionó con el húsar, un tipo de caballería húngara sin coraza, para formar la quintaesencia del guerrero polaco, el «húsar alado». En su forma más desarrollada, el húsar imponía una vista verdaderamente inspiradora. Llevaba una coraza de tres cuartos (como un coracero) y portaba una lanza de 4,6 metros y un sable pesado como arma de mano.

Estas unidades estaban lujosamente equipadas –las mejores compañías eran una especie de pasatiempo u ostentación para los grandes nobles- con los más poderosos caballos disponibles, elaborados adornos de piel de león, tigre o leopardo, y no menos de dos «alas» de madera emplumadas y decoradas con marcos de madera, que se fijaban a los hombros del jinete o a su silla. Aunque, a diferencia de los viejos gendarmes, los húsares solo requerían uno o dos caballos (sin coraza), el gasto de uniformar a una unidad de esta naturaleza debió de ser considerable. De hecho, había versiones menos vistosas, con adornos y monturas más ordinarios, y una sola ala o ninguna.

Estos húsares sustituyeron a los gendarmes en su rol de caballería pesada, mientras que la nobleza menor formó una caballería media más ligeramente acorazada llamada pancerni. Los cosacos formaron una verdadera caballería ligera sin acorazar, con lanzas cortas y arcos o armas de fuego….

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