
La serie de ataques frenéticos y descoordinados de la TF 58 contra la 1.ª Flota Móvil en el mar de Filipinas produjo resultados decepcionantes. Aparte de la naturaleza inconexa de los ataques, el reducido nivel de daños se debió a la falta de práctica contra objetivos navales y a la decidida defensa de los japoneses. Se hubiesen infligido mayores daños, casi con total certeza, si más de 21 Avenger hubiesen estado armados con torpedos. Tal y como sucedieron las cosas, el único torpedo que dio en el blanco fue el que causó el daño más importante del ataque, que se cobró al portaaviones Hiyo. La mayor decepción para los estadounidenses fue la huida del Zuikaku. Los daños leves sufridos por el Zuikaku, el Junyo y el Chiyoda es algo a destacar, teniendo en cuenta el número de bombas que les fueron lanzadas, lo que sirvió como prueba adicional de la dificultad de hundir grandes buques únicamente con bombas.
Además de los daños infligidos a las unidades de la flota el 20 de junio, los japoneses sufrieron también grandes pérdidas de aviones. Comenzaron el día con 100 aparatos disponibles y lo terminaron con 35. La mayoría de las pérdidas se debieron, probablemente, al gran número de cazas Zero que despegaron para formar parte de la CAP y que fueron derribados posteriormente por los Hellcat. En comparación, las pérdidas norteamericanas de aviones fueron ligeras durante el ataque propiamente dicho. Se perdieron 17 aparatos: seis Hellcat, cinco bombarderos en picado y seis Avenger. Sólo seis lo fueron por fuego antiaéreo, el resto acabaron derribados por los Zero de la CAP.
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LA CARTA PERDIDA DE MIDWAY: Una carta manuscrita perdida, encontrada literalmente en un cofre de marinero, añade la última pieza que faltaba al rompecabezas de los momentos más decisivos de la batalla de Midway.





























