Zapadores en Faluya. Punta de lanza. Combate urbano en Iraq, 2004-2007

Sims asignó a cada una de sus secciones un sector. Los ingenieros, reforzados por la sección de reconocimiento del batallón, se encargaron de los bloques más orientales, justo al norte de la línea de fase Fran. Las escuadras trabajaron juntas de forma rotativa para revisar las casas y proporcionar cobertura en la calle. Despejar los edificios habitación por habitación era un trabajo peligroso y agotador, y al principio generaba «mucha ansiedad» entre los soldados. No se sabía qué estructura o qué habitación de su interior podía ser una posición enemiga. A menudo, los insurgentes se limitaban a disparar cuando los estadounidenses se acercaban y luego huían al siguiente edificio donde habían almacenado armas o munición. «Para cuando podíamos devolver los disparos ya se habían ido», dijo el sargento John A. Cassidy, que «nunca vio más de seis a la vez». Incluso las casas vacías suponían una amenaza, ya que algunas contenían trampas explosivas.

Para reducir el riesgo, los ingenieros solían utilizar pequeñas cargas para volar las puertas de las estructuras, lo que resolvía simultáneamente el problema de las cerraduras y los cables trampa ocultos. Inmediatamente después de la pequeña explosión, una escuadra se apresuraba a buscar insurgentes. En el interior, a veces descubrían cuerpos de «personas que llevaban muertas una semana, dos semanas, un mes, y era simplemente horrible. Olía fatal». La sección también destruyó numerosos depósitos de munición pesada, pero guardó las armas ligeras recuperadas para que las utilizaran las fuerzas gubernamentales iraquíes.

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