Michael Wittman en Villers-Bocage – Primer ataque. As de tigres

El mayor Carr, segundo al mando de la plana mayor regimental del 4.º Yeomanry se había percatado ya de la aproximación de Wittmann, así que se adelantó en su carro de combate Cromwell, con cañón de 75 mm, tratando de averiguar qué demonios estaba pasando.

Oyó los disparos, pero no estaba seguro de si se trataba del ataque de toda una compañía panzer alemana o si era fuego de artillería cayendo sobre la vanguardia de su posición. A medida que avanzaba vio aparecer, para su absoluta sorpresa, un Tiger I solitario a través de la cortina de humo negro y aceitoso que desprendían los vehículos de la Brigada de Fusileros. El mayor Carr no tuvo tiempo de hacer nada más, solo de dar a su tirador una frenética orden de fuego y de ayudarlo a apuntar al blanco lo más rápida y humanamente posible. El Cromwell del mayor Carr solo fue capaz de disparar un proyectil de 75 mm al enorme Tiger I de Wittmann, que rebotó sin daño ni efecto alguno.

Wittmann no vio el Cromwell del mayor Carr hasta segundos antes de que este disparase contra su panzer en movimiento. Se dejó caer al interior de la torreta desde la cúpula solo fracciones de segundo antes de que el proyectil de 75 mm impactase en el mantelete frontal y estallase. Tan pronto como el disparo de Carr impactó en el Tiger, Woll giró la torreta a la posición de las diez en punto y mientras lo hacía, oyó y sintió al cargador meter otro proyectil perforante de 88 mm en la recámara, dejando el cañón listo para arremeter contra el Cromwell.

En cuanto Woll tuvo al carro británico en su punto de mira, presionó el disparador y salió el proyectil. Éste impactó y penetró en la parte baja frontal de la torreta del carro de Carr, que comenzó a arder de forma violenta de inmediato. Wittmann ordenó entonces a Woll que girase la torreta hacia la derecha para acabar con los vehículos que quedasen todavía en la carretera de la Brigada de Fusileros. Los siguientes en la línea eran dos carros de observación OP M4A4 Sherman que montaban cañones simulados de madera como señuelo…

Quiero el libro

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