Ejército Rojo: El renacer del fénix

El primer periodo de la guerra fue catastrófico para el Ejército Rojo.39 La faceta menos importante del desastre fue la enorme pérdida de equipo.

Al comienzo, los soviéticos desplegaban 9,330.000 armas ligeras, y adquirieron otras 8,130.000 en el primer periodo; 22.600 carros de combate, y recibieron 33.600 adicionales; 112.800 piezas de campaña y morteros, y adquirieron otros 346.100 (más 4.300 lanzaderas múltiples de cohetes); y 20.000 aviones, a los que se añadieron 31.900 más. Para noviembre de 1942, una alta proporción había resultado destruida o capturada: más de 7,000.000 de armas ligeras, 25.000 carros de combate, 123.000 cañones y morteros (más 700 lanzaderas de cohetes múltiples), y 12.000 aviones de combate.40 Claramente, a pesar del territorio conquistado y el trastorno causado por el enemigo, la industria soviética hizo un trabajo espléndido en el reemplazo de las pérdidas. Además, se produjo una mejora cualitativa generalizada en el equipo a medida que diseños más modernos fueron sustituyendo a los modelos obsoletos de preguerra.


Mucho más seria fue la situación del capital humano. El 22 de junio de 1941 el Ejército Rojo contaba con alrededor de 5,165.000 hombres, de los que 2,700.000 se hallaban encuadrados en frentes operativos.41 Para el 11 de septiembre, las cifras eran de 7,400.000 y 3,463.000 respectivamente. Este incremento se consiguió a pesar de la pérdida de 2,800.000 hombres, más del 75 por ciento de ellas irrecuperables (muertos, fallecidos de sus heridas, desaparecidos en combate, prisioneros de guerra, etc.). El 1 de noviembre de 1942, hacia el final del primer periodo de la guerra, el ejército contaba con 9,300.000 hombres listos para el servicio; de éstos, 6,124.000 se hallaban encuadrados en frentes operativos. Durante el primer periodo había perdido 11,843.098, de los que 6,395.889 eran pérdidas definitivas; el 40 por ciento de las mismas se produjeron en los primeros seis meses.

El segundo periodo no fue mucho mejor, con otras 7,857.503 bajas, aunque la proporción de pérdidas definitivas cayó al 41 por ciento del total, al no capturar ya los alemanes grandes masas de prisioneros en sus intentos de embolsamiento. Incluso estas pocas cifras muestran que, frente a las asombrosas bajas, los soviéticos no solo mantenían su fuerza de combate en acción sino que incluso la incrementaron. De hecho, en el transcurso del segundo y tercer periodos, mantuvieron las fuerzas de los frentes operativos en cifras comprendidas entre 6,1 millones y 6,9 millones de hombres, a pesar de continuar sufriendo altas tasas de bajas (6,878.641 en 1944, 1,763.891 de ellas irrecuperables).

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