Repliegue del Primer Ejército Panzer al Grupo de Ejércitos del Don. Manstein y la Tercera Batalla de Jarkov

La impaciencia de Manstein fue creciendo conforme iba avanzando el mes de enero. Pensaba, de forma bastante realista, que era muy probable que el enemigo lanzase un ataque a corto plazo con el propósito de alejar al Cuarto Ejército Panzer de Rostov. Con la retirada del Grupo de Ejércitos A, que tanto retraso llevaba, se abría la posibilidad de recuperar la iniciativa en el sector de su grupode ejércitos.

Manstein solo podía intentar influir en esta retirada de manera indirecta, aunque la situación generada por la demora obligaba a mantener a sus ejércitos en una posición muy peligrosa. El 15 de enero, cuando las últimas formaciones de los dos ejércitos del Cáucaso estaban aún a 400 kilómetros del Don, Manstein le comunicó a Zeitzler que «había que hacer avanzar al Grupo de Ejércitos A lo suficiente como para poder liberar de su labor en ese sector al Cuarto Ejército Panzer», que marcharía entonces hacia su ala izquierda con el propósito apoyar al Destacamento de Ejército Fretter-Pico.

Lo que sacó de quicio a Manstein fue saber que el Grupo de Ejércitos A seguía llenando dos trenes diarios de soldados que se iban de permiso. Zeitzler prometió contrastar esa información inmediatamente.39 El 18 de enero se puso fin a esta sorprendente circunstancia: Hitler prohibió los permisos en todo el Frente del Este.

El 22 de enero tuvo lugar una breve conversación telefónica entre Hitler y Manstein, algo insólito. Las conexiones telefónicas entre el Grupo de Ejércitos del Don y el OKH se realizaban, sin excepción, entre el comandante en jefe del grupo de ejércitos y el jefe del Estado Mayor General o algún subalterno suyo. Hitler comunicaba sus directivas y Manstein sus informes siempre a través de Zeitzler.

En la conversación que siguió, sobre la que se volverá más adelante, se habló del destino del Sexto Ejército. Aunque desde finales de 1942 se había perdido ya cualquier esperanza objetiva de rescate, el Führer habló de la posibilidad de que el Primer Ejército Panzer pudiese contribuir desplazándose hacia el norte. Quedaría entonces solo una cabeza de puente pequeña en la península de Tamán.

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