El HMS Aurora destruye 7 carros de combate alemanes en Salerno

A lo largo de los siguientes días el Aurora llevó a cabo nada menos que 26 bombardeos sobre las posiciones tedescas en la zona de Salerno, siendo uno de los buques más activos del dispositivo aliado.  El día 16 de septiembre tuvo lugar el bombardeo más eficaz o, cuanto menos, el más vistoso, de todos los llevados a cabo por este buque en la batalla por la cabeza de puente de Salerno. Seguramente se dieron ambas cosas. Dadas las escasas distancias existentes con respecto a la zona a batir, desde el Aurora se pudo divisar con toda claridad una columna de vehículos blindados alemanes que se dirigían a toda velocidad hacia la zona de desembarco.69 Manos a la obra, el crucero destruyó en cuestión de pocos minutos un mínimo de siete de esos carros, generando el consiguiente desconcierto entre sus tropas, que se retiraron con muchas bajas, sorteando los cráteres generados por esos impactos. De esta guisa, el ataque de los alemanes en ese sector del frente quedó desbaratado. ¡Quién se lo iba a decir a los apuntadores del crucero! ¡Quién podía llegar a imaginarse que cambiarían los buques enemigos divisados en alta mar por esos diminutos –para sus estándares- vehículos blindados que avanzaban raudos en plena batalla terrestre!

Aunque algunos de los marineros más veteranos del crucero les contaron a los novatos que en Narvik ya se habían vivido situaciones similares, eso no deja de ser algo poco frecuente para un buque de guerra. La acción protagonizada por el Aurora fue de lo más trascendente, porque esa columna era parte integrante de la última gran tentativa de romper las líneas aliadas llevada a cabo por la Wehrmacht en la zona de Salerno.

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Fuerzas de la OTAN en Europa en la década de 1980. DE LA BLITZKRIEG A TORMENTA DEL DESIERTO

El segundo tipo de evaluaciones era cualitativo. En este particular las ventajas se inclinan del lado de Estados Unidos y de la OTAN, basadas en su claro liderazgo tecnológico en el campo de batalla. Para finales de los años 1980 los principales carros de batalla de la OTAN eran el M-1 Abrams (Estados Unidos), el Leopard II (Alemania), y el Challenger (Gran Bretaña). Todos eran más que un rival para los T-80 soviéticos: más maniobrables, más espaciosos para la tripulación y con sistemas de fijación de blancos láser muchos más precisos. En el aire, de forma análoga, los cazas norteamericanos F-15 y F-16 superaban claramente al MiG-25 Foxbat soviético. Los aviones soviéticos carecían generalmente de capacidad todo tiempo, llevaban menos cantidad de armas, su alcance era menor, eran más difíciles de volar y necesitaban más mantenimiento que los aviones norteamericanos. En términos de apoyo a tierra el A-10 Thunderbolt norteamericano era el mejor, un extraordinario destructor de carros de combate armado con bombas, misiles aire tierra y un espectacular cañón Gatling que podía efectuar 4.200 disparos por minuto con proyectiles mortíferos para los carros9. En los años 1980 prácticamente todos los aviones tácticos estadounidenses llevaban munición guiada de alta precisión (PGM) o «bombas inteligentes», utilizando sistemas de guiado por láser para dirigir las bombas a sus objetivos. Finalmente, estaba la tecnología «Stealth», encarnada en el cazabombardero F-117. Casi invisible al radar enemigo probó su valía durante la primera noche de la Operación Tormenta del Desierto, penetrando en el espacio aéreo iraquí y destruyendo el cuartel general de la defensa aérea en Bagdad.

En cualquier conflicto entre la OTAN y el Pacto de Varsovia ambos bandos hubieran tenido que combatir sometidos a las restricciones de una guerra de coaliciones, con consecuencias impredecibles.

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Fuerzas del Pacto de Varsovia en Europa en la década de 1980. DE LA BLITZKRIEG A TORMENTA DEL DESIERTO.

De acuerdo con las cifras del Departamento de Defensa norteamericano de mediados de los años ochenta, el Pacto de Varsovia superaba a la OTAN prácticamente en todo: 42.500 carros de combate frente a 13.000, 31.500 piezas de artillería y morteros frente a 10.750, 78.800 transportes de personal blindados y vehículos de combate de infantería frente a 30.000, 24.300 lanzaderas guiadas contracarro (con dotación, autopropulsadas o ambas cosas) frente a 8.100 y 7.240 aviones tácticos frente a 2.975.

Solo las fuerzas soviéticas estacionadas en Alemania (el Grupo de Fuerzas Soviéticas en Alemania, GSFG [Group of Soviet Forces Germany]) sumaban unas diecinueve divisiones: nueve de carros de combate y diez mecanizadas. Las fuerzas soviéticas en toda Europa Oriental ascendían a treinta divisiones (dieciséis de carros de combate y catorce mecanizadas). Además, la URSS podía disponer de otras 45 divisiones de tropas no soviéticas del Pacto de Varsovia y de 65 divisiones en la URSS europea (23 de carros de combate, 37 mecanizadas y 5 paracaidistas) sumando un total de 140 divisiones.

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Asalto a una villa alemana durante la batalla de Rzhev. ¡ASALTO!

El 25 de marzo de 1942, la temperatura era de -42 ºC y una capa de 90 centímetros de nieve cubría el terreno. Ese día, el 2.º Batallón repelió varios ataques procedentes del oeste, infligiendo fuertes pérdidas a los soviéticos, que acto seguido, intensificaron su actividad de patrullas. Media hora después de haber regresado la patrulla alemana, emergieron de repente 100 soldados soviéticos del bosque y atacaron las posiciones de la 7.ª Compañía en la parte noroccidental del anillo defensivo. Los soldados que participaban en el ataque iban armados con subfusiles y avanzaban con esquíes, lo que hacía que esta pequeña fuerza fuese enormemente móvil en el terreno nevado. Además, un hombre de cada tres llevaba en su bolsillo una granada frangible, presumiblemente para incendiar la población. Varios soldados volaron literalmente cuando sus granadas frangibles fueron alcanzadas por las balas y explotaron. Debido al frío extremo, algunas ametralladoras alemanas se negaron a funcionar y los soldados soviéticos lograron penetrar en las posiciones alemanas.

La 7.ª Compañía atacó media hora más tarde con el propósito de eliminar la penetración. Los rusos lucharon con tenacidad y se produjo un violento combate cuerpo a cuerpo. Para las 12:00 horas, la 7.ª Compañía había recuperado las posiciones. Ochenta y nueve soldados soviéticos habían sido abatidos y otros nueve hechos prisioneros, entre los que se incluían dos heridos graves. Todos los atacantes eran candidatos a suboficial a los que les habían prometido ascensos por méritos de guerra si tomaban la Villa S.

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NUTS! El general McAuliffe en Bastogne

El coronel Harper acompañó a Jones al cuartel general de la 101.ª División. Los dos oficiales alemanes se quedaron con el capitán Adams. Los miembros del estado mayor se arremolinaban en torno al general McAuliffe cuando llegaron Harper y Jones. McAuliffe preguntó a alguien qué contenía el papel y le dijeron que pedía una rendición. Se rio y dijo: «¡Ja, los cojones! [Nuts!]». En ese momento le pareció gracioso. Consideraba que les estaba dando «una paliza» a los alemanes y que todos sus hombres lo sabían. La exigencia estaba fuera de lugar dada la situación vigente. Pero McAuliffe era consciente de que había que dar algún tipo de respuesta y se sentó a pensarlo. Lápiz en mano, se quedó reflexionando durante unos minutos y luego comentó: «Bueno, no sé qué decirles». Preguntó a los miembros de su estado mayor qué pensaban y el coronel Kinnard, su G-3, le contestó: «Ese primer comentario tuyo sería difícil de superar».

El general McAuliffe no entendió en el momento a qué se refería Kinnard, así que éste le recordó: «Usted ha dicho “¡Los cojones!”». Eso provocó los aplausos de todos. Los miembros del estado mayor mostraron su acuerdo con mucho entusiasmo y, debido a su aprobación, McAuliffe decidió enviar ese mensaje a los alemanes. Luego hizo entrar al coronel Harper y le preguntó cómo respondería al mensaje. Harper pensó durante un minuto, pero, antes de que pudiera redactar nada, el general McAuliffe le dio el papel en el que había escrito su respuesta sucinta y le preguntó: «¿Se encargará de que lo entreguen?». «Lo entregaré yo mismo», respondió Harper. «Será muy divertido».

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