El fin del portaaviones Soryu. MIDWAY. Fuchida & Okumiya

A los 20 minutos del primer impacto, el navío se encontraba invadido de tal modo por el fuego que el capitán Ryusaku Yanagimoto ordenó «¡Abandonen el barco!». Muchos hombres saltaron al agua huyendo de las abrasadoras llamas y fueron recogidos por los destructores Hamakaze e Isokaze. Otros fueron transbordados a los destructores de forma más ordenada. Sin embargo, pronto se descubrió que el capitán Yanagimoto se había quedado en el puente del portaaviones en llamas. Ningún comandante de la Marina era más querido por sus hombres. Ahora estaban decididos a rescatarlo a toda costa.

El primer oficial Abe, un campeón de lucha libre de la Marina, fue el escogido para volver y rescatar al capitán, ya que se había decidido traerlo por la fuerza si rehusaba venir por su voluntad. Cuando Abe escaló al puente del Soryu encontró al capitán Yanagimoto de pie, inmóvil, espada en mano, mirando fijamente a proa. Avanzando hacia él, Abe dijo, «capitán, he venido en nombre de todos sus hombres para llevarle a lugar seguro. Le están esperando. Por favor, venga conmigo al destructor, señor». Al no encontrar más que silencio a su ruego, Abe adivinó los pensamientos del capitán y se le acercó con la intención de cargar con él y llevarlo al bote que les esperaba. Pero la pura fuerza de voluntad y determinación que expresaba el adusto rostro de su comandante le paró en seco. Se volvió con lágrimas en los ojos y, al abandonar el puente, escuchó al capitán Yanagimoto cantar apaciblemente «Kimigayo», el himno nacional.

QUIERO EL LIBRO

Esta entrada ha sido publicada en Midway - la batalla que condenó a Japón y etiquetada como , , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.