KURSK 1943 – La batalla más grande de la Segunda Guerra Mundial – Ya en preventa

Os presentamos el último trabajo del Roman Töppel, publicado en noviembre de 2017. Este mes sale la edición española a la par que la inglesa y la francesa, algo de lo que estamos muy orgullosos, y que cumple nuestro objetivo de situar a la lengua española a la vanguardia de las publicaciones de primer nivel de historia militar.

La Batalla de Kursk, en el verano de 1943, es una de las batallas más grandes en la historia militar, que involucró a más de 3 millones de soldados, 10.000 carros de combate y cañones autopropulsados y 8.000 aviones. Si bien se han escrito mucho sobre esta batalla, a menudo reivindicada como la más decisiva de la Segunda Guerra Mundial, aún perduran muchos mitos, sobre todo debido a  información errónea que se sigue repitiendo en la mayoría de las publicaciones, incluso en algunas de las más recientes.

Basándose en fuentes primarias y tras casi veinte años de intensa investigación, Roman Töppel arroja, con la presente obra, nueva luz sobre la fase de toma de decisiones, los preparativos y el desarrollo de la batalla en un estilo fresco y  divulgativo que capta la atención del lector desde la primera página. El autor pone el foco en tramas y acontecimientos poco conocidos que sorprenderán al lector. La obra ofrece también una revisión de evaluaciones historiográficas anteriores sobre esta batalla, poniendo de manifiesto hechos minuciosamente investigados que refutan los mitos, las leyendas y las creencias populares erróneas que se han transmitido entre los historiadores durante generaciones.

8 mapas en color

El libro incluye un desplegable 54×23 cm de la batalla de blindados de Prochorovka.

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Supervivientes de Stalingrado – El momento de la evacuación aérea

No había avanzado ni 300 metros en mitad del viento cuando vinieron tres hombres hacia mí. A un metro de distancia dijo el de en medio, «Vaya, ¿todavía estás aquí?». ¡Era el piloto que me había traído al interior de la Bolsa a comienzos de diciembre! Tras considerar durante unos instantes si debía informar a control de vuelo decidió no hacerlo y nos fuimos al aparato.

¡Allí estaba el He 111! El mecánico de vuelo informó de que el avión estaba repostado, podíamos despegar de inmediato. Para entonces los otros diez hombres habían logrado llegar hasta nosotros y se pusieron a mi alrededor. El pilotó ordenó, «¡Abre la puerta, se vienen con nosotros!». Fue abierta de forma vacilante y los primeros hombres fueron empujados al interior. Entonces alguien gritó desde dentro, «no más, está lleno». Subió el piloto, llevó a algunos a la zona de la cola y con muchos gemidos y lloriqueos se apretujaron nueve hombres y se cerró la puerta. Yo me quedé fuera con un capitán que tenía una herida en la cabeza. A nosotros nos subieron a un ala y nos introdujeron en la cabina de vuelo. El capitán tenía que ir contra el fuselaje lateral, yo fui sentado en el sitio del observador.

Fracasaron varios intentos de poner en marcha los motores. Podíamos sentir la debilidad del motor de arranque. El ingeniero de vuelo le dijo al piloto, «¡Deberíamos salir ya, están llegando otros aviones!». El piloto le respondió, «¡Sal fuera, lo arrancaremos con manivela!». Dos hombres abrieron un mecanismo, lo giraron una o dos veces y, ¡nada! El piloto se dirigió al capitán herido, detrás de él había un botón rojo: debía comprobar si estaba presionado, y lo estaba. Unos cuantos golpes con el puño fueron suficientes para hacer saltar el botón. Más giros de la manivela se combinaron con la ayuda del motor de arranque que accionaba el piloto. El motor izquierdo arrancó y la hélice comenzó a girar, el de la derecha arrancó también. ¡En todos los hombres se dibujó una expresión de alivio!

Cuando los dos tripulantes estuvieron de nuevo a bordo, se escudriñó el cielo, casi sin nubes, y el aparato se puso en movimiento.

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El sargento Bourgogne y el gran incendio de Moscú de 1812

El sargento Bourgogne vivió intensamente el incendio de Moscú, hasta tal punto que dedica un capítulo completo al mismo. En uno de los primeros parajes cuenta después de salir a la calle de un palacio en llamas donde habían acabado con nueve incendiarios que los habían atacado:

«A continuación nos encontramos con algunos chasseurs [cazadores] de la Guardia, que nos dijeron que los propios rusos habían incendiado la ciudad y que los hombres que acabábamos de encontrarnos eran los responsables de ello. Poco después sorprendimos a tres de estos desgraciados prendiendo fuego a una iglesia ortodoxa. Al vernos, dos de ellos arrojaron sus antorchas y huyeron. Nos dirigimos contra el tercero, que conservó su antorcha y que, ignorándonos, trató de seguir a lo suyo: un culatazo de mosquete en la cabeza fue el castigo a su obstinación».

«Justo entonces nos encontramos con una patrulla de fusilier- chasseurs [fusileros-cazadores], que como nosotros se habían perdido. El sargento al mando me dijo que se habían tropezado con convictos que prendían fuego a una gran cantidad de casas, que habían encontrado a uno al que le había tenido que cercenar la muñeca con su sable para obligarlo a arrojar la antorcha, pero que la había cogido con su mano izquierda para continuar con la faena y se habían visto obligados a matarlo».

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Batallas de la Guerra de los Treinta Años (II) – Bandera de la portada

La bandera fue hallada a mediados del siglo XIX en los desvanes de la catedral de Notre Dame por un arquitecto reStaurador que se la dio a su amigo coleccionista Alexandre de Cluny. Ninguno de los dos tenían la más mínima idea de la procedencia de la bandera, pero por el aspa de borgoña éste pensó que se podría tratar de una enseña medieval de la antigua Casa de Borgoña.

Años después la bandera pasó al Mussée de l’Armée de los Inválidos con la siguiente catalogación: “Bandera española del Regimiento de Alburquerque, tomada en Rocroi en 1690”, lo que sin lugar a dudas es un disparate, pues dicha batalla tuvo lugar en 1643. Lo de llamar al tercio regimiento puede ser una deformación de uso, al ser la palabra que acabó imponiéndose con posterioridad al siglo XVII y porque la palabra tercio era casi exclusiva de la monarquía hispánica (y no de todas las naciones).

Tampoco se sabe en qué se basó el conservador para catalogar a la bandera como procedente de Rocroi. Para la fecha de la batalla el duque de Alburquerque mandaba la caballería, aunque es posible que el sargento mayor Mercader, que se hizo cargo del tercio, se la quedase por carecer de bandera propia.

Según la descripción de la bandera, es de “paño azul pálido cruzado por un aspa roja de Borgoña, sobrepuesta a una cruz griega blanca que figura en su centro; y al canto cenefa de triángulos alternos rojos y azul pálidos , ribeteada por un galón amarillo superior y otro inferior”.

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Memorias del Sargento Bourgogne – La batalla de Krasnoi y el 1.º Regimiento de Voltigeurs

El 1.er de Voltigeurs, que estaba delante de nosotros, logró llegar casi hasta los pies de las baterías pero fue detenido por un cuerpo de coraceros, los mismos hombres con los que habíamos lidiado en la madrugada del 15 y que no se atrevieron a cargar sobre nosotros.

Entonces se retiró a la izquierda de la batería, formando un cuadro casi frente a nuestro regimiento. La caballería enemiga volvió de nuevo al ataque pero fue recibida con un intenso fuego de los voltigeurs que mató a una gran cantidad de jinetes. Llevaron a cabo una segunda carga y se encontraron con la misma recepción, que dejó el lugar atestado de hombres y caballos. Una tercera carga, apoyada con botes de metralla disparados por dos piezas artillería, logró al fin el éxito.

El regimiento fue arrollado. El enemigo rompió el cuadro y aniquiló a sablazos a sus integrantes. Aquellos pobres desgraciados, casi todos muy jóvenes, al tener las manos y los pies casi congelados, no tenían capacidad para defenderse y fueron completamente masacrados. Presenciamos esta escena sin poder ayudar a nuestros camaradas. Solo regresaron once hombres; el resto murieron, fueron heridos o acabaron capturados, llevados a golpes de sable a un pequeño bosque que teníamos enfrente. El propio coronel, cubierto de heridas, fue hecho prisionero junto a varios de sus oficiales.

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