Coignet narra la muerte del mariscal Lannes en la batalla de Aspern-Essling

Sufrimos fuertes pérdidas. Tuvimos que poner a la guardia en una sola fila para poder mantener la línea frente al enemigo. Tan pronto como se hizo este movimiento, unos granaderos trajeron una camilla a nuestra izquierda y depositaron su preciosa carga en nuestro centro.

Memorias del capitán Coignet

Desde la copa del pino, el emperador reconoció a su favorito, abandonó su puesto de observación y se apresuró a recibir las últimas palabras del mariscal Lannes, que había resultado mortalmente herido a la cabeza de su cuerpo. El emperador hincó una rodilla en el suelo, lo cogió entre sus brazos e hizo que lo llevasen a la isla; pero no sobrevivió a la amputación. Así llegó a su fin la carrera de este gran general. Todos estábamos llenos de consternación por nuestra gran pérdida.

Todavía nos quedaba el mariscal Bessières, que había desmontado de su caballo y se había unido al resto. Salió de las filas y se puso frente a nosotros. El cañoneo continuaba. Uno de nuestros oficiales fue alcanzado por una bala de cañón que le amputó la pierna y el general concedió permiso para que dos granaderos lo evacuasen a la isla. Lo tumbaron entre dos mosquetes y se lo llevaron, pero no habían dado más de cuatrocientos pasos cuando otra bala de cañón mató a los tres hombres….

QUIERO EL LIBRO

Publicado en Memorias del capitán Coignet | Etiquetado , , , | Deja un comentario

Ataque paracaidista japonés a las refinerías petrolíferas de Pladjoe, Sumatra en 1942. Sky Men.

Las refinerías petrolíferas de Pladjoe, al este de la ciudad de Palembang y Seongai Gerang en el río Moesi al sureste de Sumatra, estaban todavía parcialmente cubiertas por el humo causado por un bombardeo japonés a gran altura. A las 1830 del 14 de febrero de 1942 las primeras oleadas de aviones de transporte se aproximaron. Al principio había poco de lo que alarmarse mientras los 70 Lockheed Hudson con convincentes marcas de la RAF aparecían a la vista, hasta que comenzaron a saltar paracaidistas. Unos 350 japoneses se lanzaron en cada oleada a ambos lados del río Moesi al tiempo que se desencadenaba una tormenta de fuego antiaéreo.

Los aviones alcanzados comenzaron a soltar humo durante la pasada a unos 183 metros de altitud. Parecía que entre siete y nueve hombres habían saltado de cada uno. Mientras los aviones tocados se estrellaban, el resto comenzó a ganar altura para evitar las concentraciones de ráfagas de la flak que tenían enfrente. Muchos de los pilotos no habían estado nunca bajo el fuego y el lanzamiento se fue dispersando de manera creciente a medida que los paracaidistas japoneses, tocando tierra bajo el fuego, se fueron reuniendo laboriosamente en grupos.

Dos aviones estaban lanzando contenedores y equipo pesado y uno de ellos entró en barrena, otro más del total de 16 que fueron derribados. Esa noche la lucha fue confusa y no concluyente. Los paracaidistas que cayeron dentro de la refinería de Pladjoe fueron aniquilados por los defensores holandeses, y otros que descendieron a lo largo de la valla que rodeaba la refinería de Soengai Gerang fueron eliminados al llegar a tierra. Explosiones sordas iluminadas por grandes bolas de fuego comenzaron a surgir dentro de las refinerías después de que comenzara su demolición.

Más paracaidistas cayeron a las 1000 y a las  1400 del día siguiente cerca del aeródromo, que fue pronto ocupado, anticipando la llegada del contingente naval japonés que capturó la ciudad de Palembang. Todo había acabado, pero las refinerías de petróleo estaban incendiadas.

QUIERO EL LIBRO

Publicado en SKY MEN | Etiquetado , | Deja un comentario

Sollum y Forte Capuzzo – Duelo en el desierto, de Compass a Gazala

La columna del desierto, un grupo de tamaño brigada de la 7.ª División Blindada, había avanzado durante la mañana hacia su objetivo, Sidi Azeiz, mientras contorneaba el flanco derecho de Rommel.

Duelo en el desierto. Antonio Muñoz

Pequeños grupos de carros alemanes contraatacaban para retrasar a la columna, pero al mediodía la fuerza británica había alcanzando una posición al oeste de Forte Capuzzo. En ese momento, al escuadrón A del 2.º RTR sólo le quedaban nueve Cruiser en estado operacional. Una patrulla enviada hacia Sidi Azeiz informó entonces de que una fuerte columna de panzer se dirigía hacia las posiciones británicas en Forte Capuzzo. Se trataba de los carros del 2.º Batallón del 5.º Regimiento Panzer, a los que von Herff había movido desde el suroeste de Bardia hasta allí para contraatacar.

Los alemanes creían que el ataque de Gott era el preludio de una ofensiva británica de mayor envergadura, y no querían repetir las malas experiencias que habían tenido en el perímetro con los Matilda. También creían que los británicos les atacaban con un centenar de carros, y se pidió a la Luftwaffe y a la Regia Aeronautica que intervinieran para neutralizar el ataque (ULTRA dio cuenta puntualmente de la pobre coordinación entre la Luftwaffe y las fuerzas de tierra). Rommel retiró también tropas del asedio de Tobruk y reforzó a von Herff con el 1.er Batallón del 8.º Regimiento Panzer del teniente coronel Hans Cramer y una batería de cañones de 88 mm. El Kampfgruppe, al mando del barón Hans-Karl Freiherr von Esebeck, se dirigió inmediatamente a Sollum.

Los alemanes concentraron sus esfuerzos en la columna británica que avanzaba en el centro, y que era al mismo tiempo la que más se había aventurado hacia el norte y la más débil. Al mediodía von Herff lanzó al batallón sobre Forte Capuzzo. La compañía D del 1.er Batallón de Infantería Ligera de Durham fue literalmente despedazada por el ataque alemán. El resto del batallón se retiró por la carretera de Musaid, ocultos por una fortuita tormenta de polvo.

QUIERO EL LIBRO

Publicado en Duelo en el desierto | Etiquetado , , | 1 comentario

Coignet hace de vientre en mitad de la batalla de Aspern-Essling entre los dos ejércitos enfrentados.

A la izquierda de Essling, el enemigo habían emplazado cincuenta piezas de artillería frente a nosotros. Me dieron ganas de hacer mis necesidades pero ante la imposibilidad de poder hacerlo en la retaguardia me tuve que adelantar a la línea de batalla.

Tras avanzar una distancia prudente dejé mi mosquete en el suelo y me puse a mis cosas, dándole la espalda al enemigo. Una bala de cañón rebotó en el suelo cerca de mí y me salpicó de tierra la espalda. Me sentí abrumado por este golpe; por suerte fue la mochila la que me salvó. Tras acabar, recogí el mosquete con una mano mientras me subía los pantalones con la otra y regresé a mi puesto con el lomo un poco magullado. Mi comandante, al verme en ese estado, se me acercó al galope: Me preguntó, «¿estás herido?». «No es nada comandante, han querido limpiarme el trasero pero fallaron». «Vamos, bebe un trago de ron para recuperarte».

Me ofreció una botella forrada de mimbre que tomó de las fundas de sus pistolas. «Después de ti, por favor», le dije yo. «¡Dale un buen trago! ¿Vas a volver solo?». «Sí», le contesté. Partió al galope y yo llegué a mi puesto con mi mosquete en una mano y sujetándome los pantalones con la otra. Una vez situado en la fila estuve listo.

«Bueno», me dijo el capitán Renard, «has escapado bien». «Así es, mi capitán. El papel del enemigo es muy áspero, no pude usarlo. Son unos patanes»…

QUIERO EL LIBRO

Publicado en Memorias del capitán Coignet | Etiquetado , , , | Deja un comentario

Las dificultades de mantener el perímetro de la bolsa de Viaz’ma. Operación Tifón. David Stahel

Sin embargo, cuando la batalla llegaba a su clímax final, los panzer de Funck no podían estar en todos sitios a la vez, y la infantería lo pagó con enorme sufrimiento.

El 7.º Regimiento de Granaderos fue atacado en la mañana del 14 de octubre e informó: «Carros pesados rusos han roto la línea defensiva principal del 3.er Batallón… No podemos destruir los carros con nuestras armas… A los hombres no les queda munición y están siendo arrollados por los blindados rusos». De hecho, se perdieron unos 700 hombres de la división panzer de Funck en estos combates defensivos en la bolsa de Viaz’ma. De una compañía de 140 hombres, 105 resultaron muertos o heridos. La intensa lucha también causó pérdidas al 25.º Regimiento Panzer, y para el 15 de octubre, el tono de las cartas de Karl Fuchs mostraba un talante muy distinto. La muerte de su buen amigo Roland hizo que Fuchs se preguntase: «¿Por qué tuvimos que entregar su vida ahora, con el final prácticamente a la vista?».

El 13 de octubre, la bolsa de Viaz’ma estaba siendo dividida en una serie de embolsamientos más pequeños a medida que el avance de la infantería procedente del oeste comenzaba a establecer contacto con las tropas panzer de Hoepner y Reinhardt.22 Este episodio cerró, en gran medida, las grandes batallas en el área de Viaz’ma, aunque durante semanas continuaría siendo un territorio muy peligroso para unidades alemanas aisladas. Ni siquiera las unidades de retaguardia estaban a salvo, ya que no había habido forma de sellar de modo efectivo ni de peinar cada metro cuadrado de la bolsa, lo que significaba que, mientras algunas unidades soviéticas luchaban para poder escapar del cerco, otras, a sabiendas o no, acabaron escabulléndose a través del cordón alemán…

QUIERO EL LIBRO

Publicado en Operación Tifón | Etiquetado , | Deja un comentario