Jemmingen, la batalla que se libró en la estrechura de un dique. Los tercios en combate. Hugo A. Cañete

El duque de Alba decidió adelantarse hasta tener a la vista el campamento enemigo y juzgar con sus propios ojos cuál era la verdadera situación del ejército rebelde. Tras observarlo detenidamente, determinó que Luis de Nassau se hallaba atrincherado con sus hombres. Así que volvió grupas y regresó de inmediato a donde estaba el resto del ejército.

Croquis del despliegue de Hugo A. Cañete

Una vez estuvo con sus oficiales, comenzó a dar instrucciones para el despliegue de las tropas. Ordenó a Sancho Dávila que avanzase de nuevo por el camino del dique que había explorado esa mañana con la compañía de arcabuceros a caballo del capitán Montero y 500 arcabuceros españoles de a pie. A esta primera fuerza debían darle cobertura los maestres de campo Julián Romero, con 500 arcabuceros y 300 mosqueteros, y don Sancho de Londoño, con 1.000 arcabuceros, toda gente escogida de los cuatro tercios y seleccionada por el sargento mayor del Tercio de Lombardía, Francisco de Valdés.

Cerrando la vanguardia iban las compañías de caballos de César de Ávalos y del conde Curcio Martinengo. El duque había dispuesto que se ocupasen con arcabuceros todas las casas y aldeas que se fuese dejando atrás esta vanguardia en su avance con el fin de proporcionar refugio a sus integrantes caso de que el enemigo los atacase con todas sus fuerzas y se viesen obligados a retirarse.

Del mismo modo, ordenó a los dos maestres de campo restantes, Alonso de Ulloa y don Gonzalo de Bracamonte, que se quedasen en sus tercios formados en escuadrón con instrucciones de no moverse hasta que él lo indicase. La disposición del cuerpo principal el ejército era la siguiente: En la vanguardia los cuatro tercios españoles, seguidos del escuadrón de alemanes y de las 15 banderas de arcabucería valona de los regimientos de Hierges y Gaspar de Robles. Cerraban la formación tres compañías de caballería ligera con 300 lanzas y el estandarte de herreruelos de Hanz Bernia.

Todos caminaban en columna con un frente máximo de 9 infantes por el camino del dique, siendo imposible salir a campo abierto por la cantidad de lodazales y atolladeros propios de aquella región, que no era otra cosa que la desembocadura el río Ems….

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